miércoles, 27 de abril de 2011

Miedo

Un miedo terrible de cruzar el puente.
Miedo. Un terror sordo e implacable, paralizante.
Pero no, nunca lo suficientemente intenso y devorador para matar el deseo de encontrar el otro lado.
¿Qué habrá allí? Quizás no haya nada, absolutamente nada. Pero aun así...
Si al menos el puente desapareciera, quedaría liberada, libre; libre de la decisión.
Cruzar o no cruzar, siempre. Un paso, sólo un pequeño e ¿inofensivo? paso.
Pero no.
Mis pies son de plomo, su peso llega hasta mi corazón.
Tengo poca fe.
¡Maldición!
¡Es peligroso cruzar un puente hecho de deseos!

lunes, 11 de abril de 2011

Intergaláctica ignorancia

Luces verdes de combinación dulce espectral,
rondan en mi cabeza loca de habitante espacial,
que hacia las pictóricas nebulosas desea llegar.
Formas geométricas de capricho constelado,
giran en tu universo de visión terrestre limitada,
impidiendo ver la verdad de la omnipotente creación.
Quisiera tan solo volar por el mar oscuro del universo,
donde la materia que conocemos juega con múltiples e infinitos,
para alzar en halito replicante el espíritu en físico adiós.
Sueños nebulosos de piedra gaseosa conglomerada en luz,
que rodea en sistema y cumple la función de coexistir eterna,
exhalan el éter en desconocida conformación sin alterar.
Visitas creadas, visitas ocultas por doquier, en conveniencia propia,
de vida inteligente, de vida, queramos o no saber de ella,
nos cuentan sus secretos de sabiduría y belleza sin ficción.
Las condiciones biológicas no interesan, sí en nuestro ciego ver,
para que nuestros genios perezcan en ciencia primitiva,
y jamás permitan más que un univoco petrificado conocer.
Ego teocéntrico de geocéntrica certidumbre no evolucionada,
muchedumbre dogmática de dios unificado en poder,
endurece a las mentes futuras de solo razón y poco sentir.
Vanas esperanzas milagrosas de seres alados, en bíblicos anuncios
que con formas humanas creen haber encontrado,
y en el inconsciente tenebroso credo han decretado a Dios.
Antropomórficos seres crédulos del edén mito y tabú no explicado,
olvidaron su origen verdadero de hijos de la estrella Sol,
que dio origen al ser humano de varias parejas en unión.
Desconocen ser hijos del vasto universo magno en olvido,
quien los pare sin dolor físico de hembra animal,
y pronto los desea agrupar en comunión de luz eterna.
Hijos somos del amor creativo y sin fin,
y al cuerpo volveremos hasta graduarnos en paz,
con el único objeto se llegar al conocimiento supremo.
En el eterno aprehender experimental del espíritu,
solo para volver al génesis cósmico original,
de proyecto superior que sabremos adoptar.
                                                                                             Mariano Solari

viernes, 1 de abril de 2011

Déjà vuñas

            Desde esta aburrida posición, el estar sentado suele pertenecer a una costumbre poco sociable, ver pasar a la gente y solo pensar en muchas cosas. Entre las costumbres o hábitos que adquirimos de pequeños, existe el gesto compulsivo de morderse las uñas. Acto reflejo de incómoda repetición que perturba la conducta, impide concentrarse adecuadamente en circunstancias normales, y obstaculiza ante urgencias de reacción voluntaria. Si el comerse los dedos al punto de sangrar retribuyera algo, la felicidad cotidiana rondaría en los hogares, y ni siquiera perderíamos valioso tiempo. El hecho es que al crecer nos acostumbramos demasiado, o gana el cansancio de enfermarse seguido; la opción es dejar la adicción a las células muertas y cutículas secas, al permitir que esas extensiones dáctiles crezcan libremente.
Si entramos en sutiles comparaciones, vemos que las uñas de los pies crecen a pasos agigantados. A veces crecen tanto que olvidamos que están ahí debajo, y nos preguntamos porque estas son más largas que la otras. La respuesta es tan obvia que la olvidamos al igual que las uñas, es tan solo eso, olvidarlas por completo, dejar de darles crédito comestible y fin del problema. Pero la solución no es completa, ya no las mordemos –a las otras únicamente en época de lactancia es posible llegar a ellas-, pero ahora nos obsesionamos por su largo y su cuidado. No es saludable andar con garras llenas de mugre, ni dejarlas crecer de forma desproporcionada. Entonces con el tiempo nos vemos atraídos por el alicate, útil artefacto metálico de filo que proporciona nuevos mecanismos de hábito. Ya no nos destruimos las uñas con los dientes, ahora la modelamos con esmero y paciencia, al punto de utilizar el mismo o mucho más tiempo que antes, y esto se convierte en un delicado ritual casi como preparar un mate uruguayo.
            Una soleada tarde de Febrero muy atareada, en donde no quedo otra opción que realizar unos retoques de manicura. Cabeza gacha portando el alicate en mano izquierda, con dedicación se quitaba una callosidad del pulgar derecho, cuando por sorpresa aquel individuo tuvo un sobresalto con la escena del momento transcurrido. Lo único que supo, es que algún tipo de alarma se dispara dentro de su cabeza, el cerebro se excita y comienza a recordar múltiples escenas ya vividas o conocidas. La inquietud envuelve aún más nuestro ser, cómo es posible reconocer cosas instantáneas como si fueran del archivo imperturbable. Hacia bastante tiempo que no le pasaba algo parecido, para muchas personas un déjà vu o premonición, es lo más común del mundo. Alguna vez un primo le confeso estar experimentando estas situaciones, recuerda haberlo mirado y con total honestidad lo alentó a perderles el temor. ¿Desde hace cuánto las tenes?, recuerda de muy chico haber empezado a vivir estas narcóticas sensaciones,  cree que son bastante comunes, ¿saben tus viejos y tu hermano de esto?Hoy en día parece arcaico que esto sea tabú, por qué una vivencia tan extraordinaria es vista como un tipo de locura, realmente no lo sabe, tal vez sea el temor colectivo -pensó esa vez-.Pero también puede ser como le pasa a mucha gente, de que los miren como si fuésemos insectos no clasificados por la entomología moderna, por metaforizar la expresión de espanto ignorante que surge de la mayoría de los que no sueñan dormidos.
            Existen personas que las viven a diario, otras solo una vez a la semana, en éste caso particular tiene épocas esporádicas o erráticas. La mayoría se presentan en sueños que ni recuerda al despertar, pero se activan como por arte de magia, poniendo en duda la coherencia mental y la salud psíquica de sí mismo. No es la forma en que se presenta la visión lo que aliena al sujeto, sino como permanecen dormidas y se sienten tan vividamente paralelas al pensamiento consciente. Mecanismo de pensamientos acompañado de imágenes, sonidos, gustos y hasta olores casi reales, que desequilibran y mueven el piso como una representación surrealista. En parte asusta ser partícipe de tal circunstancia, y el asombro se ve sobrepasado al constatar que uno al reconocer la escena almacenada, puede anticipar con milésimas de segundo todo movimiento antes de que suceda. Cualquier parecido a un avance de película, que es reproducido en la tanda publicitaria, y logra derivarnos de lo que estábamos pensando, pero que ya conocemos de memoria, no es ni la más mínima casualidad –sino causalidad-. Otras veces ocurre que el déjà vu toma al sujeto totalmente desprevenido, como le ocurrió al estar conversando con su ahijado, contándole varias y sorprendentes anécdotas e intentar reconocer que es algo común delante del iniciado. Y experimentar al mismo tiempo sentirse abrumado por la multi-dimensional situación, de ser consciente de varios planos de existencia a la vez, y no poder dar otra explicación que una sonrisa socarrona llena de satisfacción y extrañamiento atónito. Recuerdo hasta sentir la misma alucinatoria sensación, tres o cuatro veces en un mismo instante o lugar, ¿pero cómo lograr que los demás entiendan que es algo sumamente natural, que el capricho del universo juega a sacudir nuestras memorias con pruebas que ni el más científico puede abordar?
            En ocasiones más fuertes el recuerdo y la vivencia en paralelo, supera nuestra cordura al punto de sentir una suerte de mareo emocional. Las imágenes y sonidos, de hechos y acciones se suceden en forma cronométrica con una terrible exactitud, alterando toda conducta en apariencia apacible que sugiera tranquilidadrazonamiento lógico. Es poco probable que con una diferencia temporal amplia, uno crea que esta loco o su vida es tan monótona que siempre vive escenas iguales. A propósito, ¿por qué era que comencé a recordar que sucede en un déjà vu?, es que me sentí personificado con la historia que el muchacho contó. Y también, el simple acto de cortarse las uñas lo produjo, una de las sensaciones más hermosas y extrañas que un mortal pueda vivir. Sé que suena un tanto estúpido, pero no me importa en absoluto, tengo fe de que solo aquellos que pueden soñar despiertos sabrán apreciar esto. Y esa narcótica experimentación que ambos vivimos, fue la que me impulso a compartir esta mágica visión con ustedes, ¿eres de los nuestros, o un simple cartesiano?
                                                                          Miguel del Soler